The Widow’s Light / La Luz de la Viuda

In a world of social media, there are a million voices clamoring for our attention. Videos, reels, stories, posts, advertisements, even billboards that change content every few seconds. Look at me, look at this! We are bombarded by the variety of products, people, ideas, and accounts. I often catch myself wondering whether I ought to be participating in this firestorm of expression. Should I pick my blog back up? Should I be more active on Instagram? Do people know me? Am I seen?

In today’s Gospel, Jesus highlights this very issue and turns it on its head. He tells everyone to observe the widow and to see how she generously gives her whole livelihood. It isn’t about the amount given, but the spirit and intention behind the action. We can take this lesson to heart when we consider how we choose to spend our time and talents. But for today’s social media intense culture, I would also like to highlight why we remember this poor widow.

We know her actions are worth emulating, however, I don’t think Luke would have written down what she did on their own because no one was likely paying attention to her. She was a poor widow. Her head was likely bowed. She wasn’t calling attention to herself because she had so little to give. Luke wrote about her because Jesus drew His followers’ attention to her. Her actions glow because they are reflecting the light Jesus is shining on them. So too should our lives glow. Our actions matter because we matter to Jesus. Our life has meaning because Jesus died for our salvation and through Him, we have life. No amount of likes, clicks, or visibility will change the fact that Jesus radically loves each one of us.

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En un mundo de redes sociales, hay millones de voces que claman por nuestra atención. Videos, reels, historias, publicaciones, anuncios, incluso vallas publicitarias que cambian de contenido cada tres segundos. ¡Mírenme, miren esto! Estamos bombardeados por la variedad de productos, personas, ideas y cuentas. A menudo me sorprendo preguntándome si debería participar en esta tormenta de expresión. ¿Debería retomar mi blog? ¿Debería ser más activa en Instagram? ¿La gente me conoce? ¿Me ven?

En el Evangelio de hoy, Jesús resalta este mismo tema y lo pone patas arriba. Les dice a todos que observen a la viuda y vean cómo da generosamente todo su sustento. No se trata de la cantidad que da, sino del espíritu y la intención detrás de la acción. Podemos tomar esta lección en serio cuando consideramos cómo elegimos gastar nuestro tiempo y talentos. Pero para la intensa cultura de las redes sociales de hoy, también me gustaría destacar por qué recordamos a esta pobre viuda.

Sabemos que sus acciones son dignas de emular, sin embargo, no creo que Lucas hubiera escrito lo que ella hizo por su cuenta porque probablemente nadie le estaba prestando atención. Era una viuda pobre. Probablemente tenía la cabeza inclinada. No estaba llamando la atención sobre sí misma porque tenía muy poco para dar. Lucas escribió sobre ella porque Jesús atrajo la atención de sus seguidores hacia ella. Sus acciones brillan porque reflejan la luz que Jesús está brillando sobre ellas. Así también deberían brillar nuestras vidas. Nuestras acciones importan porque nosotros le importamos a Jesús. Nuestra vida tiene sentido porque Jesús murió por nuestra salvación y a través de Él, tenemos vida. Ninguna cantidad de “likes”, clics o visibilidad cambiará el hecho de que Jesús ama radicalmente a cada uno de nosotros.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

Feature Image Credit: Emma Bauso, www.pexels.com/photo/girl-wearing-white-dress-2253896/

Jesus, King of the Universe / Jesús, Rey del Universo

Today we celebrate the Solemnity of Our Lord Jesus Christ, King of the Universe. Talk about a title. In the first reading today it speaks of the son of man coming on the clouds of heaven in power and glory and that his kingship will never be destroyed. It is easy to think of Jesus as a friend, or as a nice man that lived a long time ago, or even as a personal savior, but I think it is much harder to see Jesus in his proper light as King of the entire universe. 

Do we believe Jesus has power in this role? I recently had a situation happen with our 2 year old where he had a really high fever and wasn’t responding correctly. We rushed him to the hospital and all I could think about the entire drive there was that I didn’t know what to do. I didn’t know how to help. But then I realized, someone else is in control. 

Pain, war, violence, sin, and disasters can all be used as justification that God does not exist. But I prefer to see these things as ways for God to draw us even closer to him. Sometimes we need a reminder that we are not in control. I don’t think it is a coincidence that many people who are poor and destitute are used to reaching out to God, while many people who have all the material things they could ever need can be tempted to put Him on the back burner. 

Sometimes God may allow things to happen in our lives not to draw us away, but to remind us that he is in control and he loves us and he wants us to rely on him. This trust does not seem to come easy, but think about the ways that we travel. Whenever we step on a plane we put our lives in the hands of a total stranger. We leave work and family and our possessions behind and all we have is a simple carry-on. We board and allow the captain, who we have never met, to fly us 10,000 feet in the air and we trust that we will land safely. We don’t know if the pilot has the correct credentials or even if the pilot is sober. But we put our trust in them. We know that they are in control. 

If it is possible for us to do that with a total stranger just because they have a badge, how much more possible should it be to put our trust in the King of the universe? He is the one who ultimately knows our hearts and knows exactly what we need. He is the one who loves us unconditionally and wants to see us flourish. He is the one who will bring us to safety and ultimately to perfect happiness in heaven. On this solemnity, let’s ask God for the grace to trust him in all things, especially those hardships that might come our way, and reflect on them not as moments where God pulls away, but as moments where He allows us to rely on him. 

From all of us here at Diocesan, God bless!

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Hoy celebramos la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. ¡Qué título tan increíble! En la primera lectura de hoy se habla del hijo del hombre que viene en las nubes del cielo con poder y gloria y que su reinado nunca será destruido. Es fácil pensar en Jesús como un amigo, o como un hombre bueno que vivió hace mucho tiempo, o incluso como un salvador personal, pero creo que es mucho más difícil ver a Jesús en su verdadera luz como Rey de todo el universo.

¿Creemos que Jesús tiene poder en este papel? Hace poco me pasó con nuestro hijo de 2 años, tenía mucha fiebre y no respondía correctamente. Lo llevamos al hospital y todo lo que podía pensar durante todo el viaje era que no sabía qué hacer. No sabía cómo ayudar. Pero luego me di cuenta de que alguien más tiene el control.

El dolor, la guerra, la violencia, el pecado y los desastres pueden usarse como justificación de que Dios no existe. Pero yo prefiero ver estas cosas como formas en que Dios nos acerca aún más a él. A veces necesitamos que nos recuerden que no tenemos el control. No creo que sea una coincidencia que muchas personas pobres e indigentes estén acostumbradas a recurrir a Dios, mientras que muchas personas que tienen todas las cosas materiales que podrían necesitar pueden verse tentadas a dejarlo en un segundo plano.

A veces Dios puede permitir que sucedan cosas en nuestras vidas no para alejarnos de Él, sino para recordarnos que Él tiene el control y nos ama y quiere que confiemos en él. Esta confianza no parece fácil de obtener, pero pensemos en las formas en que viajamos. Siempre que subimos a un avión ponemos nuestras vidas en manos de un desconocido. Dejamos atrás el trabajo, la familia y las posesiones y lo único que tenemos es una maleta de mano. Subimos a bordo y permitimos que el capitán, a quien nunca hemos conocido, nos vuele a 10.000 pies de altura y confiamos en que aterrizaremos sanos y salvos. No sabemos si el piloto tiene las credenciales correctas o incluso si está sobrio. Pero ponemos la confianza en ellos. Sabemos que ellos tienen el control.

Si nos es posible hacer eso con un desconocido sólo porque tiene una insignia, ¿cuánto más posible debería ser poner la confianza en el Rey del universo? Él es quien en última instancia conoce nuestros corazones y sabe exactamente lo que necesitamos. Él es quien nos ama incondicionalmente y quiere vernos prosperar. Él es quien nos llevará a un lugar seguro y, al final, a la felicidad perfecta en el cielo. En esta solemnidad, pidamos a Dios la gracia de confiar en Él en todas las cosas, especialmente en aquellas dificultades que puedan presentarse en nuestro camino, y reflexionemos sobre ellas no como momentos en los que Dios se aleja, sino como momentos en los que nos permite confiar en Él.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Markus Spiske, https://unsplash.com/photos/gold-and-blue-crown-KP1bubr2j4A

Living in Love / Vivir en el Amor

Is there anything better?

My fiancé and I have been engaged for about four months and we are thrilled! We’ve both seen the fruits of the Spirit as we grew in our “dating” relationship (i.e. courtship) and even more as we further prepare to build a life together. While we were dating, we were a two and a half hour car ride away from each other, so visits were only on weekends or holidays. After we got engaged, she moved closer to me. We are now only thirty minutes apart from each other. If we really miss each other or have a bad day, we don’t have to rely on a video call; I jump in my car and we eat some ice cream together.

Is there anything better?

I don’t know… things are prrrrrretty great. But it’s hard to fathom and easy to forget that we have an even greater treasure awaiting us: Holy Matrimony! We will share a home. On lazy weekend mornings, I can make her my signature pancakes (which are basically just regular pancakes, but with approximated 10-zillion chocolate chips). We can put our feet up by the fireplace as the kindling warms us at the end of an autumn week. We can suffer the misfortune of novice cooking… together.

Is there anything better?

No. To my best knowledge, I would say no. In light of my new perspective on Eros, I understand the Sadducees to be asking Christ in today’s Gospel as: “Who will receive the promise for the greatest joy of the human experience?” And He explains how those who are deemed worthy to attain to the coming age and to the resurrection of the dead neither marry nor are given in marriage.” But as I read the passage a few more times, the lines that I keep coming back to are: “They can no longer die” and “he is not God of the dead, but of the living, for to him all are alive.” 

Love awakens a part of you that no other force can; Love brings you to life. I can’t imagine a greater love than I have with my fiancé. Living and growing in relationship with her, that is what it feels like to be in love, completely alive. In fact, I would be indignant if someone said I would have to be without her. But for as alive as I feel because of our relationship, I know it is only a glimpse, barely a taste of the immersive Love that is promised in heaven. And there is nothing better than that.


¿Hay algo mejor que esto?

Mi prometida y yo hemos estado comprometidos durante unos cuatro meses y estamos encantados. Ambos hemos visto los frutos del Espíritu a medida que crecemos en nuestra relación de “noviazgo” (es decir, cortejo) y aún más a medida que nos preparamos para construir una vida juntos. Mientras éramos novios, vivíamos a dos horas y media el uno del otro, así que las visitas eran solamente los fines de semana o los días festivos. Después de que nos comprometimos, ella se mudó más cerca de mí y ahora estamos a solo treinta minutos de distancia. Si realmente nos extrañamos o tenemos un mal día, no tenemos que depender de una llamada de video; me subo a mi carro y comemos un helado juntos.

¿Hay algo mejor que esto?

No sé… las cosas están muy bien. Pero es difícil de comprender y fácil de olvidar que tenemos un tesoro aún mayor esperándonos: ¡el Santo Matrimonio! Compartiremos un hogar. En las mañanas perezosas de los fines de semana, puedo prepararle mis panqueques característicos (que son básicamente panqueques normales, pero con aproximadamente 10 mil millones de chispas de chocolate). Podemos levantar los pies cerca de la chimenea mientras la leña nos calienta al final de una semana de otoño. Podemos sufrir la desgracia de cocinar como novatos… juntos.

¿Hay algo mejor que esto?

No. Hasta donde yo sé, diría que no. A la luz de mi nueva perspectiva sobre Eros, entiendo que los saduceos le preguntan a Cristo en el Evangelio de hoy: “¿Quién recibirá la promesa del mayor gozo de la experiencia humana?” Y Él explica cómo “los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán”. Pero al leer el pasaje unas cuantas veces más, las líneas a las que vuelvo una y otra vez son: “ni podrán ya morir” y “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven”.

El amor despierta una parte de ti que ninguna otra fuerza puede; el amor te da vida. No puedo imaginar un amor más grande que el que siento por mi prometida. Vivir y crecer en relación con ella, eso es lo que se siente estar enamorado, completamente vivo. De hecho, me indignaría si alguien dijera que tendría que estar sin ella. Pero por más viva que me sienta debido a nuestra relación, sé que es solo un vistazo, apenas una muestra del amor increíble que se promete en el cielo. Y no hay nada mejor que eso.


This reflection was reposted from Diocesan Archives. Author: Matthew Juliano

Feature Image Credit: Brooke Cagle, unsplash.com/photos/two-person-holding-hands-while-standing-oMtXGNw4ZEs

Sacred Spaces / Espacios Sagrados

“My house shall be a house of prayer, but you have made it a den of thieves.” 

With that line, Jesus is condemning those who are both in the Temple area, making money their focus, and those who seek to extort from their customers. 

When we are in sacred spaces, what is our focus? Is it on the majesty and wonder of God? Or is it on more mundane concerns of daily living? Too often, I find myself in the latter category. 

No doubt, our daily living concerns are important. God even wants to hear about your concerns! But in sacred spaces, we must keep our focus on the Lord and on prayer. 

Are you anxious? Bring it to God. 

Are you angry? Bring it to God.

Are you grieving? Bring it to God. 

Are you depressed? Bring it to God. 

Bring it all to God in prayer. Visit a sacred space or a Eucharistic Adoration chapel. He longs to carry your joys and sorrows. Remember that He also desires your love and praise and reverence. 

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“Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones.”

Con esa frase, Jesús está condenando a quienes están en el área del Templo, haciendo del dinero su enfoque, y a quienes buscan extorsionar a sus clientes.

Cuando estamos en espacios sagrados, ¿en qué nos enfocamos? ¿En la majestad y la maravilla de Dios? ¿O en preocupaciones más mundanas de la vida diaria? Con demasiada frecuencia, me encuentro en la última categoría.

Sin duda, nuestras preocupaciones de la vida diaria son importantes. ¡Dios incluso quiere escuchar acerca de tus preocupaciones! Pero en los espacios sagrados, debemos mantener nuestro enfoque en el Señor y en la oración.

¿Estás ansioso? Llévaselo a Dios.

¿Estás enojado? Llévaselo a Dios.

¿Estás afligido? Llévaselo a Dios.

¿Estás deprimido? Llévaselo a Dios.

Llévaselo todo a Dios en oración. Visita un espacio sagrado o una capilla de Adoración Eucarística. Él anhela cargar tus alegrías y tus tristezas. Pero recuerda que también desea tu amor, tu alabanza y tu reverencia.

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Mary Thissen is a St. Louis native living in East Central Illinois with her husband and children. She is blessed with twin boys Earthside and four children now living in Heaven. When she is not working as a healthcare data analyst or caring for her boys, she enjoys studying and writing about the Catholic faith and ministering to women who are suffering through miscarriage or infertility. You can connect with Mary on Instagram @waitingonmiracles. 

Feature Image Credit: Tama66, pixabay.com/photos/church-architecture-interior-aisle-3024768/

A Kingdom of Priests / Un Reino de Sacerdotes

The Psalm today says that “the Lamb has made us a kingdom of priests to serve our God” (see Rev. 5:10). This is an easily glossed over but significant phrase.

Jesus, the Lamb, has made us a kingdom. This means that we have a king, and that we are under His authority. “Let Israel be glad in their maker, let the children of Zion rejoice in their king” (Ps 149:2). Israel was ruled by God through Moses and the prophets for a time, and then by kings who ruled in God’s stead. Now Jesus, the Lamb of God, has become the high priest of the New Jerusalem. Through His sacrifice on the Cross, He has atoned for all sins. Through His Resurrection, He has demonstrated His divinity. Through His Ascension, He has shown His authority in both His divinity and humanity, an authority which has implications on those who follow Him. Jesus is our King, and we are His kingdom.

As subjects of the King of the Universe (and we will celebrate that feast this weekend), we know that Jesus has a claim on our actions. We are to follow His precepts, the laws which He laid down in the Beatitudes, the Sermon on the Mount, and His other teachings and parables. Our primary allegiance is to Him. This is especially relevant when there is a conflict between earthly authorities and our heavenly king. 

Christ has made us a specific type of kingdom, a “kingdom of priests to serve our God.” How are we priests? Although the ministerial priesthood is reserved for those men who have received holy orders, the universal priesthood is given to all people who are baptized into Christ. As laity we do not have the power to consecrate the Eucharist, celebrate matrimony, anoint the sick, regularly baptize, or hear confessions, but we are still incorporated into Christ, baptized into His death and Resurrection.

This makes us priest, prophet, and king, just as He is priest, prophet, and king. Focusing on the priesthood, as our psalm response does, we know that the essence of this role is sacrifice. A priest is one who sacrifices on behalf of the people, in expiation for their sins and his own. As a kingdom of priests, we serve our King and High Priest, and daily offer our prayers, works, joys, and sufferings for the atonement of our sins and those of the whole world, working with Christ to sanctify creation and bring it to the heavenly homeland for which it was created.

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El Salmo Responsorial traducido del inglés dice: “El Cordero nos ha hecho un reino de sacerdotes para nuestro Dios” (ver Apocalipsis 5,10). Esta es una frase que se pasa por alto fácilmente, pero que es significativa.

Jesús, el Cordero, nos ha hecho un reino. Esto significa que tenemos un rey y que estamos bajo Su autoridad. “En su creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo.” (Salmos 149,2). Israel fue gobernado por Dios a través de Moisés y los profetas durante un tiempo, y luego por reyes que gobernaron en lugar de Dios. Ahora Jesús, el Cordero de Dios, se ha convertido en el sumo sacerdote de la Nueva Jerusalén. A través de Su sacrificio en la Cruz, ha expiado todos los pecados. A través de Su Resurrección, ha demostrado Su divinidad. A través de Su Ascensión, ha mostrado Su autoridad tanto en Su divinidad como en Su humanidad, una autoridad que tiene implicaciones para quienes lo siguen. Jesús es nuestro Rey, y nosotros somos Su reino.

Como súbditos del Rey del Universo (y celebraremos esa fiesta este fin de semana), sabemos que Jesús tiene derecho a nuestras acciones. Debemos seguir sus preceptos, las leyes que estableció en las Bienaventuranzas, el Sermón del Monte y sus otras enseñanzas y parábolas. Debemos a Él nuestra lealtad principal. Esto es especialmente relevante cuando hay un conflicto entre las autoridades terrenales y nuestro rey celestial.

Cristo nos ha hecho un tipo específico de reino, un “reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios”. ¿Cómo somos sacerdotes? Aunque el sacerdocio ministerial está reservado para aquellos hombres que han recibido las órdenes sagradas, el sacerdocio universal se da a todas las personas que son bautizadas en Cristo. Como laicos no tenemos el poder de consagrar la Eucaristía, celebrar el matrimonio, ungir a los enfermos, bautizar regularmente o escuchar confesiones, pero aún estamos incorporados a Cristo, bautizados en su muerte y resurrección.

Esto nos hace sacerdotes, profetas y reyes, así como Él es sacerdote, profeta y rey. Centrándonos en el sacerdocio, como lo hace el salmo responsorial, sabemos que la esencia de este papel es el sacrificio. Un sacerdote es aquel que se sacrifica en nombre del pueblo, en expiación por sus pecados y los suyos propios. Como reino de sacerdotes, servimos a nuestro Rey y Sumo Sacerdote, y ofrecemos diariamente nuestras oraciones, obras, alegrías y sufrimientos para la expiación de nuestros pecados y los del mundo entero, trabajando con Cristo para santificar la creación y llevarla a la patria celestial para la que fue creada.

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David Dashiell is a freelance author and editor in the Nashville, Tennessee area. He has three children, a degree in theology, and enjoys writing about philosophy, theology, culture, music, and comedy. You can find his personal blog, Serious Daydreams, on Substack. He is also the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism, available through TAN Books.

Feature Image Credit: Isaac Israels, art.diocesan.com/stock-photo/procession-in-the-old-catholic-church-in-the-hage-12488/

Duck! / ¡Escóndate!

Sometimes, I just can’t take one more confrontation. My emotional bank gets so low, that one more unpleasant encounter is one too many. All I want to do is duck and cover. I hear that person at work who grumbles incessantly coming and I suddenly have an urgent to-do somewhere else. The caller ID says it is my sister who wants to know why I can’t make it to a family function. I’m sorry I missed your call. I left my phone in the car. It doesn’t feel like I am doing anything wrong, I am just protecting myself, right? 

Is it? Lately, I have been very convicted at Mass when we pray, forgive me “for what I have done and what I have failed to do.” I can pretty readily identify those actions I took which separated me from God, but what have I failed to do? It is in failing to act that I am like the third servant in today’s parable. The first two servants take risks with their coins. They could have lost everything, but instead they come back with more. The third servant is not so brave. He hides his coin away so that he can present it back to his master upon his return. But that is not what the master wants. And that is not what Jesus wants from us either.

Unlike the master who went off to a distant country and left his servants on their own, our Master has given us the Bread of angels to nourish us and has sent the Holy Spirit to encourage us and guide us. We are not to duck and take cover, we are to boldly take the coins (talents) we have been given and go out and use them to build the Kingdom of God here on earth. 

Maybe I am the only person who will smile and listen to that coworker who grumbles incessantly. Maybe, I am God’s answer to a prayer on their behalf. When I duck, am I failing to act in a way that would bring glory to God? Maybe my sister just needs to be heard. Am I listening to why this event is so important to her and reflecting back a little of God’s light into her life? By not answering my phone, I am failing to spread God’s love to my family. 

We are not God. We cannot give what we don’t have and there are times when we need to make sure our own soul is well rested and fed in order to reach out to others. But so often we fail to act because we are tired or drained, when God needs us to rely more fully on Him to bring Him to others. We are not called to just preserve the gifts we have been given, we are called to go out and increase them so when it is our turn to meet him face to face he will say to us, “Well done, good servant!” 

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A veces, no puedo soportar ni una confrontación más. Mi banco emocional está tan bajo que un encuentro desagradable más es demasiado. Todo lo que quiero hacer es esconderme. Oigo a esa persona en el trabajo que se queja sin parar y de repente tengo algo urgente que hacer en otro lugar. El ID me dice que mi hermana me está llamando porque quiere saber por qué no puedo ir a una reunión familiar. Lamento no haber respondido a tu llamada. Dejé mi teléfono en el carro. No siento que esté haciendo nada malo, solo me estoy protegiendo, ¿verdad?

¿Pero realmente es la verdad? Últimamente, me siento muy culpable en la Misa cuando pido perdón porque he pecado de “obra y omisión”. Puedo identificar fácilmente las acciones que tomé que me separaron de Dios, pero ¿lo qué no he hecho? Es al no actuar que soy como el tercer empleado de la parábola de hoy. Los primeros dos corren riesgos con sus monedas. Podrían haber perdido todo, pero en cambio regresan con más. El tercero no es tan valiente. Esconde su moneda para poder presentársela a su amo cuando regrese. Pero eso no es lo que el amo quiere. Y tampoco es lo que Jesús quiere de nosotros.

A diferencia del amo que se fue a un país lejano y dejó a sus siervos solos, nuestro Maestro nos ha dado el Pan de los ángeles para nutrirnos y ha enviado al Espíritu Santo para animarnos y guiarnos. No debemos escondernos, sino debemos tomar con valentía las monedas (talentos) que se nos han dado y salir y usarlas para construir el Reino de Dios aquí en la tierra.

Tal vez yo sea la única persona que sonreirá y escuchará a ese compañero de trabajo que se queja incesantemente. Tal vez, yo sea la respuesta de Dios a una oración que han hecho por él. Cuando me escondo, ¿estoy dejando de actuar de una manera que traería gloria a Dios? Tal vez mi hermana solo necesita ser escuchada. ¿Estoy escuchando por qué este evento es tan importante para ella y reflejando un poco de la luz de Dios en su vida? Al no contestar el teléfono, estoy dejando de difundir el amor de Dios entre mi familia.

No somos Dios. No podemos dar lo que no tenemos y hay momentos en los que necesitamos asegurarnos de que nuestra propia alma esté bien descansada y alimentada para poder ayudar a los demás. Pero muchas veces no actuamos porque estamos cansados ​​o agotados, cuando Dios necesita que confiemos más plenamente en Él para llevarlo a los demás. No estamos llamados a conservar los dones que hemos recibido, estamos llamados a salir y aumentarlos para que cuando sea nuestro turno de encontrarnos con Él cara a cara, nos diga: “Muy bien. Eres un buen empleado.”

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Sheryl’s first calling is to be wife and partner to Tom, who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. She also gets to live out her passion for teaching and learning by serving as principal at St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Home is full with Carlyn, our goofy golden retriever, Lucy, our terrier mix wild child, and Mila, our very special Bernese Mountain dog. 

Feature Image Credit: Christina @ wocintechchat.com, unsplash.com/photos/two-woman-sitting-by-the-window-laughing-VpcgTEKerEQ

All In With Jesus / Entregando Todo a Jesús

God is present in all we do and gives us little gifts when we least expect it. I try to pick either the first or the nineteenth of every month to write for and I do not look up the readings beforehand; I trust the Holy Spirit will inspire me. The first reading today is from Revelation and it contains my life goal based on Revelation 3:16. My goal is to live “not lukewarm.”  In an effort to remember this goal it is tattooed on my leg and is the name of my podcast, website, and business. What does it mean to live in a manner that is not lukewarm and why is it important to do so?

Let me answer why first. We are called to live out our Christian life giving our all to Christ. Zacchaeus is ready to be all in when he encounters Jesus. Zacchaeus who is short and eager to please is thrilled Jesus picked his house to visit. The story of Zacchaeus is one of my favorites. Here is a man who has lived mostly for himself and his own fulfillment, who changes his life when Jesus calls him. And he promises Jesus he is not going to change his life just a little, but four times over. He is not lukewarm!

Jesus says he will spit the people of Laodicea out of his mouth because they are not hot or cold. The image is powerful and slightly distasteful. Jesus spitting? It certainly brings home the point that we are to be hot or cold, not on the fence or straddling a line, trying to please God and the world simultaneously. Living not lukewarm, giving our yes wholeheartedly and without reservation is how we are called to live for Christ. A lukewarm Christian is not what is needed today.

What does it mean to live this way? It means to be all in with Jesus no matter what, in all the areas of our lives. It means our faith informs our decisions in our work, relationships, and recreation. What do we do with our free time? Do we serve others in need and share our time and money? What books and movies do we entertain ourselves with? Do we share the Gospel with others?  Do we live our faith each and every day or only when it is convenient or easy for us?

As we approach a new liturgical year in December, it is a good time to take stock of how we are living our faith. None of us is perfect. We need the help of God, the Church, and the sacraments. Revelation 3:16 does not have to be your life verse, but I encourage you to try your best to live not lukewarm!

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Dios está presente en todo lo que hacemos y nos da pequeños regalos cuando menos lo esperamos. Intento elegir el primero o el diecinueve de cada mes para escribir y no leo las lecturas de antemano; confío en que el Espíritu Santo me inspire. La primera lectura de hoy es del Apocalipsis y contiene la meta de mi vida basada en el Apocalipsis 3,16. Mi meta es vivir “no tibio”. En un esfuerzo por recordar este objetivo, está tatuado en mi pierna y es el nombre de mi podcast, página web y negocio. ¿Qué significa vivir de una manera que no sea tibia y por qué es importante hacerlo?

Déjame responder por qué primero. Estamos llamados a vivir nuestra vida cristiana entregándolo todo a Cristo. Zaqueo está listo para darlo todo cuando se encuentra con Jesús. Zaqueo, que es bajito y está ansioso por complacer, está emocionado de que Jesús haya elegido ir a visitar su casa. La historia de Zaqueo es una de mis favoritas. Aquí tenemos a un hombre que ha vivido principalmente para sí mismo y su propia realización, que cambia su vida cuando Jesús lo llama. Y le promete a Jesús que no va a cambiar su vida solamente un poquito, sino multiplicado por cuatro. ¡No es tibio!

Jesús dice que escupirá a la gente de Laodicea de su boca porque no son calientes ni fríos. La imagen es poderosa y algo desagradable. ¿Jesús va a escupir? Sin duda, nos hace comprender que debemos ser calientes o fríos, no estar en la cerca o en una línea, tratando de agradar a Dios y al mundo simultáneamente. Vivir no tibios, dar nuestro sí de todo corazón y sin reservas es como estamos llamados a vivir para Cristo. Un cristiano tibio no es lo que se necesita hoy en día.

¿Qué significa vivir de esta manera? Significa estar completamente con Jesús sin importar lo que pase, en todas las áreas de la vida. Significa que la fe informa nuestras decisiones en el trabajo, las relaciones y la recreación. ¿Qué hacemos con el tiempo libre? ¿Servimos a los necesitados y compartimos nuestro tiempo y dinero? ¿Con qué libros y películas nos entretenemos? ¿Compartimos el Evangelio con los demás? ¿Vivimos la fe todos los días o solo cuando nos resulta conveniente o fácil?

Al acercarnos a un año litúrgico nuevo en diciembre, es buen momento para analizar cómo estamos viviendo la fe. Ninguno de nosotros es perfecto. Necesitamos la ayuda de Dios, la Iglesia y los sacramentos. El Apocalipsis 3,16 no tiene que ser el versículo de tu vida, ¡pero te animo a que hagas todo lo posible por no vivir de una forma tibia!

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

Feature Image Credit: Kevin Young, unsplash.com/photos/woman-walking-under-tree-during-daytime-Z5qD8T3wVvk

The Gift of Sight / El Don de Poder Ver

“Jesus, Son of David, have pity on me!” the blind man of Jericho calls out when he hears the commotion of Jesus coming near. What exactly is he asking? The dictionary says “pity” is a sympathetic sorrow for someone in distress. Is he asking Jesus to feel sorry for him? I don’t think so, and based on Jesus’ response, I don’t think Jesus thought so either. “What do you want me to do for you?” That is more of a response to “Jesus, help me.” Luke tells us the blind man’s reply: “Lord, please let me see.” 

Those five little words pack a powerful statement. First, an affirmation of faith: “Lord.” Jesus isn’t just some popular guy with a crowd of fans, the blind man has decided. He is Lord, which is the word Jews used for God instead of His unspeakable name. 

“Please.” The blind man humbles himself; he comes from a place of humility. It is not a prideful demand or an act of self-importance. It is, indeed, a plea. 

“Let me.” The blind man acknowledges that what he asks is Jesus’ choice. He can do it or not. But it’s also a statement of faith that what he asks, Jesus can, in fact, do. The blind man does not doubt.  

“See.” As readers of the Gospel we might assume that since the man is blind, he is asking for his vision to be restored. But, if we go back to the dictionary, we find that vision is just one definition of seeing. It also means knowing, understanding, or figuring it out. 

In that light, the blind man’s reply is more like, “Jesus, truly sent from God, I beg you, if you would, allow me to understand.” Jesus grants him his request, but notice the wording: “Have sight; your faith has saved you.” Jesus doesn’t say vision either. 

Perhaps Jesus is talking about the same kind of sight mentioned in today’s first reading from Revelation. The Church in Ephesus is acknowledged for its ability to tell right from wrong, apostles from impostors. The faithful are commended for their works, their endurance, and their suffering. They see clearly the path they should be on.

Ah, but that is only part of the story. “I hold this against you: you have lost the love you had at first.” They are admonished for how far they have fallen and urged to repent and love the way they first loved. Again, think of the blind man: He gained his sight, became a follower of Jesus, and gave glory to God. 

This gift of sight is given to us, too. We can see — that is, we can figure out or understand — that Jesus is the son of God, we can choose to follow Him and give glory to God. And we can remember, too, that following and giving glory means that we can love with the love we had at first. And of course, the love we had at first was — and is — that glorious love that God has had for us since the beginning. 

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“¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!” grita el ciego de Jericó cuando oye el alboroto de Jesús acercándose. ¿Qué está pidiendo precisamente? El diccionario dice que “compasión” es un dolor compasivo por alguien que está afligido. ¿Le está pidiendo a Jesús que sienta pena por él? No creo, y basándome en la respuesta de Jesús, no creo que Él lo vio de esa forma tampoco. “¿Qué quieres que haga por ti?” Eso es más bien una respuesta a “Jesús, ayúdame”. Lucas nos cuenta la respuesta del ciego: “Señor, por favor, déjame ver”.

Esas cinco palabras encierran una declaración poderosa. Primero, una afirmación de fe: “Señor”. El ciego ha decidido que Jesús no es solo un hombre popular con una multitud de hinchas. Es el Señor, la palabra que los judíos utilizaban para Dios en lugar de Su nombre indecible.

“Por favor”. El ciego se humilla; viene de un lugar de humildad. No es una exigencia orgullosa ni un acto de presunción. Es, en efecto, una súplica.

“Déjame”. El ciego reconoce que lo que pide es decisión de Jesús. Puede hacerlo o no. Pero también es una declaración de fe. Sabe que Jesús puede, de hecho, hacer lo que le pide. El ciego no duda.

“Ver”. Como lectores del Evangelio, podríamos suponer que, dado que el hombre es ciego, está pidiendo que se le reponga la visión. Pero, si volvemos al diccionario, encontramos que la visión es solo una definición de ver. También significa saber, entender o descifrar.

Desde esa perspectiva, la respuesta del ciego es más bien: “Jesús, verdaderamente enviado de Dios, te ruego que me dejes entender”. Jesús le concede su petición, pero fíjate en las palabras: “Recobra la vista; tu fe te ha curado”. Jesús tampoco dice visión.

Tal vez Jesús esté hablando del mismo tipo de vista que se menciona en la primera lectura de hoy del Apocalipsis. La Iglesia de Éfeso es reconocida por su capacidad de distinguir el bien del mal, a los apóstoles de los impostores. Los fieles son elogiados por sus obras, su resistencia y su sufrimiento. Ven claramente el camino que deben seguir.

Ah, pero eso es sólo una parte de la historia. “Pero tengo en contra tuya que ya no tienes el mismo amor que al principio.” Se les amonesta por lo lejos que han caído y se les insta a arrepentirse y amar como amaron al principio. De nuevo, pensemos en el ciego: recuperó la vista, se convirtió en seguidor de Jesús y dio gloria a Dios.

Este don de la vista también se nos da a nosotros. Podemos ver, es decir, podemos averiguar o entender, que Jesús es el hijo de Dios, podemos elegir seguirlo y dar gloria a Dios. Y podemos recordar, también, que seguirlo y dar gloria significa que podemos amar con el amor que teníamos al principio. Y, por supuesto, el amor que teníamos al principio era, y es, ese amor glorioso que Dios ha tenido por nosotros desde el principio.

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Mike Karpus is a regular guy. He grew up in Michigan’s Upper Peninsula, graduated from Michigan State University and works as an editor. He is married to a Catholic school principal, raised two daughters who became Catholic school teachers at points in their careers, and now relishes his two grandchildren, including the older one who is fascinated with learning about his faith. He also has served on a Catholic school board, a pastoral council and a parish stewardship committee. He currently is a lector at Mass, a Knight of Columbus, Adult Faith Formation Committee member and a board member of the local Habitat for Humanity organization. But mostly he’s a regular guy.

Feature Image Credit: Dom Aguiar, unsplash.com/photos/woman-looking-towards-left-S5qnIk98CWk

Set Your Hearts on Christ / Fijar el Corazón en Cristo

Today’s Gospel passage is part of a conversation between Jesus and the apostles in the Temple. It began with the apostles walking through the city of Jerusalem and being amazed at the beauty of the Temple. They said to Jesus, “Look, teacher, what stones and what buildings!” (Mk 13:1) It is no wonder that they were in awe as they saw the Temple. The temple compound was one of the most magnificent structures known in the ancient world and the center of Jewish life for almost 1,000 years. 

So what did the apostles see that was so overwhelming in its beauty and grandeur? Josephus, the Jewish historian, documents that the temple was covered on the outside with gold plating, and when the sun shone it was blinding. Where there wasn’t gold, there were blocks of marble that were pure white. The stones used to build the temple were massive. The limestone blocks used in the retaining wall for the temple compound alone are enormous and can still be seen today. Some of them are 50 feet wide, 25 feet high, and 15 feet deep. 

Jesus responds to his closest followers with the disconcerting statement that not one of these stones would be left on a stone. In the eschatological discourse that followed, Jesus exhorted his disciples and the Church to have faith and to be obedient through the trials that confront them before Jesus’ return in power and glory. No one but the Father knows the precise time of the Second Coming.

This Gospel passage about the tribulation to come was particularly unsettling, and for us could even seem terrifying. For the apostles, whose lives with Jesus up to that time had been filled with teaching, healing the sick, and prayer, this may have seemed to them like a sharp turn in the road. When we hear this Gospel proclaimed we may wonder with alarm if we are seeing the signs of the end occurring in the world. 

Notice that Jesus didn’t advise his followers to be worried and terrified. He exhorted us to be vigilant, to watch, and to have faith. His words will not pass away, and he will return in glory to gather to himself those who have believed in him. 

I think it would be best to take our cue from Peter who wrote in his first letter: “Therefore, gird up the loins of your mind, live soberly, and set your hopes completely on the grace to be brought to you at the revelation of Jesus Christ. Like obedient children, do not act in compliance with the desires of your former ignorance but, as he who called you is holy, be holy yourselves in every aspect of your conduct, for it is written, ‘Be holy because I [am] holy’” (1 Pt 1:13-16).

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El pasaje del Evangelio de hoy es parte de una conversación entre Jesús y los apóstoles en el Templo. Comenzó con los apóstoles caminando por la ciudad de Jerusalén y asombrados por la belleza del Templo. Le dijeron a Jesús: “Maestro, mira qué piedras y qué edificios” (Mc 13:1). No es de extrañar que estuvieran asombrados al ver el Templo. El recinto del templo era una de las estructuras más magníficas conocidas en el mundo antiguo y el centro de la vida judía durante casi mil años.

Entonces, ¿qué vieron los apóstoles que era tan abrumador en su belleza y grandeza? Josefo, el historiador judío, documenta que el templo estaba cubierto por fuera con un baño de oro, y cuando brillaba el sol era cegador. Donde no había oro, había bloques de mármol que eran de un blanco puro. Las piedras utilizadas para construir el templo eran enormes. Los bloques de piedra caliza utilizados en el muro de contención del recinto del templo son enormes y todavía se pueden ver hoy. Algunas de ellas tienen 15 metros de ancho, 8 metros de alto y 4,5 metros de profundidad.

Jesús responde a sus seguidores más cercanos con la desconcertante declaración de que ninguna de estas piedras quedaría sobre piedra. En el discurso escatológico que siguió, Jesús exhortó a sus discípulos y a la Iglesia a tener fe y a ser obedientes durante las pruebas que los confrontan antes del regreso de Jesús en poder y gloria. Nadie más que el Padre sabe el momento preciso de la Segunda Venida.

Este pasaje del Evangelio sobre la tribulación que se avecina fue particularmente inquietante, y para nosotros incluso podría parecer aterrador. Para los apóstoles, cuyas vidas con Jesús hasta ese momento habían estado llenas de enseñanza, sanación de enfermos y oración, esto puede haberles parecido un giro brusco en el camino. Cuando escuchamos la proclamación de este Evangelio, podemos preguntarnos con alarma si estamos viendo las señales del fin que se están produciendo en el mundo.

Observe que Jesús no aconsejó a sus seguidores que se preocuparan y se aterrorizaran. Nos exhortó a estar vigilantes, a velar y a tener fe. Sus palabras no pasarán, y él regresará en gloria para reunir a los que han creído en él.

Creo que sería mejor seguir el ejemplo de Pedro, quien escribió en su primera carta: “Por tanto, ciñen los lomos de su entendimiento, viven con sobriedad y pongan su esperanza por completo en la gracia que se les traerá cuando Jesucristo sea manifestado. Como hijos obedientes, no andan según los deseos que tuvieron cuando eran ignorantes, sino sean santos también ustedes en toda su manera de vivir, como es santo aquel que los llamó; porque está escrito: Sean santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1,13-16).

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
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Feature Image Credit: Petra Österreich, pixabay.com/photos/candle-flame-candlelight-wood-546563/

Turning to God in Prayer / Dirigiéndose a Dios en la Oración

** This reflection was reposted from Diocesan Archives. **

As my family walked down the aisle to receive Holy Communion, I noticed my three-year-old approach the Eucharistic Minister with hands folded. When he reached the front, he looked up at her with pleading eyes, hoping she would give him the sacred host. Instead, she placed her hand on top of his head, giving him a quick blessing. He turned away and began whining, then crying. He wanted to receive Jesus so badly! And while I know full well that he does not have full understanding of the Body of Christ just yet, I was touched by his yearning. 

Going to Mass and receiving Communion is one of the most powerful ways of praying, but what does it mean to “pray always” as Jesus talks about in today’s Gospel? 

Perhaps beginning with a morning offering to give our whole day to Christ.  Perhaps repeating the Jesus prayer over and over. Perhaps attending daily Mass. Perhaps fingering a rosary bracelet throughout the day. Perhaps offering up our daily chores, work, care of children, etc. to God for some intention. There are so many ways to pray!

But I question whether or not Jesus really meant by “pray always” to pray at every single minute of the day. I mean, He knows more than anyone how human we are. He knows we must attend to our tasks and that our hearts are not lifted up to Him 24/7. He knows that we often forget our Creator. 

Perhaps He meant rather, that we should always turn to Him in prayer, no matter what we are going through. Pray when you are happy. Pray when you are sad. Pray in praise. Pray in Thanksgiving. Pray when you are in need. Pray when others are in need. Pray for the salvation of your soul and the souls of others. Whatever the situation may be, turn to God in prayer. 

Our souls thirst for God and he longs for us to come to Him. And whether our prayers be consistent, persistent, or scattered here and there, may we always remember to pray. 

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Mientras mi familia caminaba por el pasillo central para recibir la Sagrada Comunión, noté que mi hijo de tres años se acercaba a la Ministra de la Eucaristía con las manos juntas. Cuando llegó al frente, la miró con ojos suplicantes, esperando que le diera la hostia sagrada. Pero solo colocó su mano sobre su cabeza, dándole una breve bendición. Él se dio la vuelta y comenzó a chillar y luego a llorar. ¡Quería recibir a Jesús con tanta desesperación! Y aunque sé muy bien que todavía no tiene una comprensión completa del Cuerpo de Cristo, me conmovió su anhelo.

Ir a Misa y recibir la Comunión es una de las formas más poderosas de orar, pero ¿qué significa “orar siempre” como habla Jesús en el Evangelio de hoy?

Tal vez comenzar con una ofrenda matutina para entregar todo el día a Cristo. Tal vez repetir el nombre de Jesús con reverencia una y otra vez. Tal vez asistir a la Misa diaria. Tal vez rezar con un brazalete de rosario durante todo el día. Tal vez ofrecer las tareas diarias, trabajo, cuidado de los niños, etc. a Dios por alguna intención. ¡Hay tantas formas de orar!

Pero me pregunto si Jesús realmente quiso decir “orar cada minuto del día” cuando dijo “orar siempre” . Es decir, Él sabe mejor que nadie lo humanos que somos. Sabe que tenemos que tender a las tareas diarias y que nuestros corazones no están elevados hacia Él las 24 horas del día. Sabe que a menudo nos olvidamos de nuestro Creador.

Quizás quiso decir más bien que siempre debemos recurrir a Él en oración, sin importar lo que estemos pasando. Ora cuando estés feliz. Ora cuando estés triste. Ora en alabanza. Ora en acción de gracias. Ora cuando tienes alguna necesidad. Ora cuando otros tienen necesidad. Ora por la salvación de tu alma y las almas de los demás. Sea cual sea la situación, recurre a Dios en oración.

Nuestras almas tienen sed de Dios y Él anhela que acudamos a Él. Y ya sea que nuestras oraciones sean constantes, persistentes o solo de vez en cuando, que siempre recordemos a orar.

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Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time at Diocesan, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Feature Image Credit: Ben White, unsplash.com/photos/woman-praying-beside-tree-ReEqHw2GyeI